Me niego a sumergirme, a entregarme a un sin sentido.
A fisurarme en palabras,
en las que no puedo encontrarme.
Me elijo en silencio,
en la llanura, en lo chato, quieto,
en el hastío a ese eco perdido.
Con desdén a la deriva, acariciando la nada,
me habito en lo imperceptible, arbitrario,
quieto, en la llanura, en lo chato.