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martes, 15 de noviembre de 2011

Mi postura (o todavía tengo refugios)



Mi postura es el amor, y eso me mantiene débil, así no me quiebro, pero me expando.
Mi postura es la salud, y eso me mantiene silencioso, así no me digo, pero me siento.
Y son la misma cosa.

Es el camino que encontré para andar en esta montaña árida que soy; en la que sólo crece miedo al rechazo, que me hace mudo, y un amor propio, que me hace sordo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Mi encuentro con el poder



Fractales transpiraba el suelo, así me encontré con mi primer lugar de poder. Digo primero, porque había algo de distinto, esta vez alucinar no tenía nombre. Me senté en el cajón y vi las piedras brotar del cemento. El libro se cerró rápido, y la vista se perdió en la esquina, poco pasó antes de que aparezca el aliado. Fue distinto, esta vez no me consumí en el miedo, aunque poco me hubiera costado mearme encima, así y todo no tuve espasmo y mis ojos se mantuvieron al margen de mirarlo. Ahí entendí eso de lo intenso de conectarse con la tierra, o pensé, porque pensar me permitía no perderme, seguir cargando todas las voces que visitaron mi historia. Y así regulaba la fusión que se daba en el horizonte, o la transfusión, ya no sé. Y el otro, de la vereda de enfrente, seguro mirandome, haciendo ruidos con los pies, amenazando mi temple, lo sostuve mientras sostenía la grieta que había generado en el mundo, una fisura por la que entraba la maravilla, una paz en imagenes, en patrones de hojas con verde de primavera alumbradas por un farol. Pero su apariencia era tan real y mi mundo una maravilla, que cuando escuché el ruido del seguro, y lo sentí en todo mi margen derecho, apuntandome de muerte con su pistola reglamentaria, seguro a la cabeza, dandole rienda suelta a todas las perverciones de su vida-muerte-policía. Duro largo ese rato. Consulte con mi muerte, a la izquierda, el sudor frío de un autodidacta que juega con la muerte pero todavía le teme me movió de posición, relajadamente, y el viento fresco de haberme movido cosio el mundo sin mucha complicación. Todavía no, decía mi consejera. Quieto me quedé, y el aliado empezo a acercarse a mi rango visual, pero alejandose en la distancia, yendo a la fisura que había reabierto, desviando sus balas. Me preocupé por no enfocarlo, no podía enfrentar un poder en mi primera batalla, o la segunda o tercera si lo pienso bien. Pero mi primera conciente, supuse que llevaría años aprender ese arrojo. Lo vi marcharse y me tranquilicé, me sentí muy importante de haber sobrevivido al encuentro con un aliado, y en cuanto me llené de orgullo, dió la vuelta y empezó a caminar en mi dirección. Alguna vez vi serpientes bailando en el fuego, fractales, o auras mandalas desprenderse de hombres de naturaleza, pero la imagen del oficial caminando-flotando, plano e inmutable, en un fondo fractal, fue la experiencia más excitante de mi vida. Con calma sostuve mi enfoque en el mundo agrietado, casí desvanecido, viendo a través del mundo. Pero el oficial se acomodó, y volvió a hacer ruidos más intensos. De la esquina en la que habitaba mi vista apareció un perro y me tranquilizó su andar, mirandome fijo a los ojos. Pero ya enfilado hacia mi, el oficial con unos chasquidos lo llamó y lo perdí de mi campo visual. Como apareció se fue y los pasos caminaron por atrás de mi espalda. Lo sentía cada vez más cerca de mi izquierda, y giré levemente, para no dejar que su toque sea el toque de mi muerte. No estuve muy lejos de perder el control, intenté convencerme que saber que no existía alcanzaría para desvanecerlo, pero bien real era. No estuvo muy lejos de rozar mi hombro, mi vista no se había movido nunca del foco, pero la claridad con la que percibía mi oido tenía detalles tridimensionales muy precisos. Volvió a cruzar, y al rato llegó mi colectivo, fue un alivio por un momento, pero resultó ser otro ramal y en vez de subirme, con el valor más insensato de mi vida, me quedé. No pasó mucho tiempo entre ruidos hasta que vino un patrullero y se estacionó adelante mío. Nunca lo miré. Fue el último movimiento intenso, después se fue, los pasos, los ruidos, siguieron, pero nunca cerca de mi hombro izquierdo, hasta que pasó mi colectivo. Atrás mío, sentada una persona con una tos ahogada, mezclada con ronquidos y con hipo, me hizo acordar que aunque yo lo desconozca, tiene rostro mi muerte. Hoy me desperté y tuve paz por primera vez desde que dejé la facultad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Pagar la vida con la vida

Había una vez un pibe que estudiaba para hacer puentes,


hasta que un día dijo que ahora iba a cruzarlos..





qué miedo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

mis refugios ya no sirven, porque están vacíos (o el primer amor)

Lo cierto es que caló hondo aquella estrella, mis ojos se acostumbraron a ver lejos y preciso. Las ramas, los árboles, los abrazos, y dedos los tactos, o su voz; que hasta me aprendió a ser antento al oído, y al sueño. Tanto salto de flote, tanto de hondo que ya no es ni hondo, no sé si será de alto, o ancho o de qué, ya no sé que es eso de las dimensiones, de lo lejos o cerca. No sé dónde dejé mi refugio y si supiera lo que es el tiempo tal vez podría decir cuando.