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sábado, 20 de diciembre de 2014
viernes, 5 de septiembre de 2014
Abr(L)azo
Tu luna se pincela en el aire, a algo de un metro, atrás de mi hombro; hasta que se mueve. Me deshace en palabras y se muda a mi centro, se esconde en mi sexo, y después camina; sube por mi espalda, se proyecta por la mollera y una noche te encuentro siendo las estrellas, todas las estrellas. Tu inmaterialidad se hace cosmos, ahora para sentirte tengo que buscarte expandida en la cúpula del cielo. Hasta que la luna cambie y me adentre en tus ojos, y tus ojos me inunden de tu sexo. Me ahogo en mi historia, decaigo, escupo lágrimas que son los petalos tersos de una flor que crece como los mares. Y yo, inválido, escribo con tinta sobre las aguas del océano, basto, infinito. Escribo con trazos que se desarman, que me disuelven. Escribo un susurro del relato de tu luna, que me acompaña perdida entre tanto cielo; y me regala el perdón que habita al olvido. Tu amor me nutre. Tu enojo me esculpe. Tu adios me recuerda que son eternos los cantos de los pájaros, que cantan efimeros, a la sombra del águila.
miércoles, 23 de julio de 2014
jueves, 10 de julio de 2014
miércoles, 2 de julio de 2014
domingo, 22 de junio de 2014
De nada me sirven los ismos
No necesito pretextos para decir que soy hombre
porque conozco que el abismo entre las palabras y el silencio,
porque no me interesa la costumbre de mover a las cosas entre nombres.
No me sirven los ismos para reconocer el dolor en una mirada,
en la expresión frustrada del que necio o temeroso desconoce el vínculo.
No me hace falta ningún ismo para diferenciar la tiranía de la confianza,
para saber que la fuerza de un hombre arraiga en la coherencia,
que no hay caricia que supla la ausencia, de quien escapa entre rutinas.
No necesito de un ismo para embriagarme en vuelo abstracto,
con la belleza cruda que irradia candente, sutil e imponente; lo femenino.
No hay ismo que no ensucie el puente límpido, el contacto cabal,
la necesidad primordial de una comunicación sin violencia.
No hay ismo que pueda contra el miedo sinó encubrirlo,
no hay transformación por reemplazo, ni libertad por sustitución.
Nunca serán suficientes palabras para hacer cultural al misterio,
ni suficientes personas para pronunciarle su nombre.
porque conozco que el abismo entre las palabras y el silencio,
porque no me interesa la costumbre de mover a las cosas entre nombres.
No me sirven los ismos para reconocer el dolor en una mirada,
en la expresión frustrada del que necio o temeroso desconoce el vínculo.
No me hace falta ningún ismo para diferenciar la tiranía de la confianza,
para saber que la fuerza de un hombre arraiga en la coherencia,
que no hay caricia que supla la ausencia, de quien escapa entre rutinas.
No necesito de un ismo para embriagarme en vuelo abstracto,
con la belleza cruda que irradia candente, sutil e imponente; lo femenino.
No hay ismo que no ensucie el puente límpido, el contacto cabal,
la necesidad primordial de una comunicación sin violencia.
No hay ismo que pueda contra el miedo sinó encubrirlo,
no hay transformación por reemplazo, ni libertad por sustitución.
Nunca serán suficientes palabras para hacer cultural al misterio,
ni suficientes personas para pronunciarle su nombre.
domingo, 15 de junio de 2014
lunes, 9 de junio de 2014
sábado, 7 de junio de 2014
viernes, 9 de mayo de 2014
Cuando el infinito me devore
Antes que el infinito me devore el abrazo lo dará el silencio.
Cuando el aire avise el fin a mis pulmones,
sabiendo mi pecho que no hay tiempo;
que no hay volver a inflarse con la incondicionalidad
que tantas veces escuché resonar en tus risas.
Cuando el infinito me devore,
cuando se sumerga mi latir en el latir de la tierra,
en el mar del epicentro, del sustento de todos tus gemidos,
que ahora son un eco en las paredes de mis mares.
Sabiendo que tu sexo no abrazará a mi sexo,
sabiendo del fin del cálido arrumaco, de la húmeda caricia;
del adios de tu sonrisa.
Con el conocimiento del amor sin deudas,
sin ningún reclamo y sin ninguna custodia:
andaré solitario, desnudo de huesos,
cargando, de vos, sólo un tesoro irreductible;
cuando el infinito me devore.
Así me encuentre, sin nostalgia y sin tristeza alguna.
Así, frente al reclamarme de la impersonalidad eterna,
me doy la vuelta para darles, a mis ojos;
tus ojos como ofrenda.
Como adiós y agradecimiento.
Antes de dar mi primer paso,
para adentrarme, inevitable, en la boca del infinito.
Cuando el aire avise el fin a mis pulmones,
sabiendo mi pecho que no hay tiempo;
que no hay volver a inflarse con la incondicionalidad
que tantas veces escuché resonar en tus risas.
Cuando el infinito me devore,
cuando se sumerga mi latir en el latir de la tierra,
en el mar del epicentro, del sustento de todos tus gemidos,
que ahora son un eco en las paredes de mis mares.
Sabiendo que tu sexo no abrazará a mi sexo,
sabiendo del fin del cálido arrumaco, de la húmeda caricia;
del adios de tu sonrisa.
Con el conocimiento del amor sin deudas,
sin ningún reclamo y sin ninguna custodia:
andaré solitario, desnudo de huesos,
cargando, de vos, sólo un tesoro irreductible;
cuando el infinito me devore.
Así me encuentre, sin nostalgia y sin tristeza alguna.
Así, frente al reclamarme de la impersonalidad eterna,
me doy la vuelta para darles, a mis ojos;
tus ojos como ofrenda.
Como adiós y agradecimiento.
Antes de dar mi primer paso,
para adentrarme, inevitable, en la boca del infinito.
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