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martes, 30 de agosto de 2011
domingo, 28 de agosto de 2011
pasajero (o el mito de prometeo)
Juntó en brasa, hollín, fuego y ceniza la leña con la que jugaba sin atino de distraído. Habría de empezar repiqueteando o restregando las cortezas, quizás el calor le causaba encanto. No podía buscar más que eso, porque no mucho más que eso conocía en esa acción. Si, el calor era palabra y venía del cielo, el frío se sobrellevaba, pero esta vez en la comodidad Prometeo se producía. Era uno en su acción y su mundo, con sus brazos, y uno también en los brazos del bienestar. ¡Qué acción! Tan hermosa, tan simple e impiadosa. ¿Qué podía saber tan curioso hombre en su construcción en tal destrozo? Y algo hubo de inventar ese ser que de los dedos le crecen uñas, pelos de la cabeza y palabras de la mente. Al tiempo que los brazos construían fuego, con leños y energía, las palabras se construían con ventura, risa y estropicio. Tamaña contradicción para un hombre tan pequeño. Y si suerte tenía de ser uno solamente, en-si-mismo; tal vez la ocasión más que en el mito no le tuvo reparo. ¿A quién más que a sus dioses podría haberse encomendado esta confusión con suerte de regalo? Evidente se hizo que si mito había, de amor ya nada quedaba y de eso hay que darse por enterado. Reflexionando angustiado se habría levantado; lo que a los dioses se ha desposeído ya no hay forma de devolverlo, se dijo interprete del mundo que por mente había estructurado. Ya del fuego no quedaba la alegría; más si bien había calor, de hilaridad se lo estaba pintando. Los colores ya todos deben conocerlos, aunque algunos no lo sepan. Más bien se parece al suelo que pretendemos estar pisando, sin sentir ni uñas, ni dedos. Esa base invisible sobre la que decidimos inventar el tiempo. O bien, la silla sobre la que damos por sentadas todas las contradicciones con las que nos elegimos sentirnos exhortados. Es bien conocido mecanismo para mecanizarnos, aunque haya quienes pretendan naturalizarlo, bien todos sabemos vivir con un apetito de principios con identidades; de seguro nuestros deseos no pueden trascender lo que somos. Tal vez si supieramos tener manos como única abundancia o pretender explorar, de la forma que sea, el principio del placer sin saber que tiene nombre, para no confundirlo. Es para mi un bochorno tener que aclararme que explorarlo es sentirlo, pero tan empuñado me tiene el mito que buen ejercicio es decir sin juzgar el rubor. Sentirse penetrado por el mundo y saber que se sigue acción, tal vez sea verdad en todo sentido. Porque la verdad aunque esquiva concurre en cada instante y a cada paso, no importa que el paso sea volante, más no por eso me pretendo entresacandome en la desición de ser menos, ni cargando con proyecciones a un futuro.
martes, 23 de agosto de 2011
Sat-Nam
Abrir palabras, encontrar arquetipos;
Abrir arquetipos, encontrar amor;
Anuraga Bhava
Me desapropio de las particularidades
para serme propio, porque soy-mi-todo
Creo que amo, si es que amar es
la inmediatez del aire ante mis ojos,
el respiro en mi ceguera, con todo;
y sabiendo sólo todo de la nada.
El paso se rompe y no deja nada para armar,
para aprender y por aprender; nada, nada de saber,
observo significantes corriendo sobre significados sin tiempo;
cómo pájaros, o sinó libélulas -que son más livianas e igualmente libres-;
duelo, siento, rio, río y rió, desato la garganta y me levanto.
Me embebo en esto y me adelgazo, ahora
me siento la membrana inexistente entre un adentro lleno de árboles
y un afuera habitado de miedos, alegrías y encantos.
y a todo por igual y por eso le canto al camino,
abrazando a toda compañía.
Con el pasto entre los dedos
y tocando el cielo con las manos
Abrir arquetipos, encontrar amor;
Anuraga Bhava
Me desapropio de las particularidades
para serme propio, porque soy-mi-todo
Creo que amo, si es que amar es
la inmediatez del aire ante mis ojos,
el respiro en mi ceguera, con todo;
y sabiendo sólo todo de la nada.
El paso se rompe y no deja nada para armar,
para aprender y por aprender; nada, nada de saber,
observo significantes corriendo sobre significados sin tiempo;
cómo pájaros, o sinó libélulas -que son más livianas e igualmente libres-;
duelo, siento, rio, río y rió, desato la garganta y me levanto.
Me embebo en esto y me adelgazo, ahora
me siento la membrana inexistente entre un adentro lleno de árboles
y un afuera habitado de miedos, alegrías y encantos.
y a todo por igual y por eso le canto al camino,
abrazando a toda compañía.
Con el pasto entre los dedos
y tocando el cielo con las manos
miércoles, 17 de agosto de 2011
De viaje por mis campitos santos.
Y la pregunta siempre es clara ¿Hasta cuánto puedo verme en un actor de mi mismo? Y es clara, por momentos, porque sino no sería pregunta y sería ahora. Que una emoción u otra, de puro libreto, a qué es a lo que el-sujeto se muestra aferrado. (o bien, juntar latas vacías para hacer una estatua nunca empezada, el hobbie de mi infancia). ¿Qué se le quiere ganar a esta vida? Como si hubiera una única forma de consumir este paso. Pero, y a fin de cuentas ¿Cómo es que existe perdido andando su propio camino? Si caminar esta vida, es la vida en si misma, ¿Por qué caminarla con los ojos cerrados?
lunes, 15 de agosto de 2011
o tal vez no, tal vez
Cuando todos los mundos se mueven desconocidos ni uno se escucha diciendo ahí no, o vení acá, como para moverle muesca a los latidos. Tampoco es que vea llave para el olvido, pero si con el decir de lo que pienso me dicen que es puro sonido, mejor no digo nada, pensé que todos lo sabíamos. Es otro mi embargo, tanto miedo tengo a perderme que me prefiero perdido, tanto me quiero conocido que me pinto de extranjero. Y eso no quita ni un poco la tierra en que devengo, con el encuentro todavía haciendo olas en el cielo.
sábado, 13 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
despertar (o la pregunta por el ser)
De sordo paciente a la larga se aprende a escuchar. Escuchá a tu corazón, dicen. Finalmente dejé de pedirle palabras y escuché, ya no lo que quería escuchar, sinó lo que el corazón habla, escuché y lo único que tiene para decirme son susesivos latidos, aritculaciones de fonemas, la forma más pura de apócope; tu-pum tu-pum. Y lo empiezo a entender, entiendo que el corazón siempre dice lo mismo y dice lo mismo que dice la muerte; ahora estás vivo ¿Qué más?
miércoles, 3 de agosto de 2011
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